El Cuento de Creerse el Cuento
Si alguien me hubiese dicho a las 18 años, que iba a terminar trabajando en Santiago, viviendo gracias a mis proyectos y asociándome con personas para crear empresas, probablemente lo hubiese tildado de loco y mentiroso. Creemos que el éxito llega o no llega, que hay personas destinadas a ser exitosas y otras no, pero la vida me ha hecho entender que por sobre todo, el éxito depende de la confianza que invirtamos en nosotros mismos. ¿Cuándo fue la última vez que te dio miedo intentar algo?
Cuando decidí emprender, todas las inseguridades cayeron sobre mí de manera bastante rápida. Si bien no estaba apurada por “hacerme las lucas” me sentía un poco fuera de training. Jamás había tenido que vender o venderme, porque siendo empleada el trabajo siempre llegaba solo y las responsabilidades eran bien específicas con cada cargo. Ahora, tenía que escribirle mails a personas que no me conocían, hablar de dinero como si fuera el clima y verme como una persona de negocios y muy confiable.
Ser emprendedor es todo un desafío, no solo porque requiere una cuota importante de confianza en sí mismo, no solo para tomar mejores decisiones, sino también para desarrollarse como persona y como lo que veo yo: ser un aporte sincero para el mundo.
“Cuando dudamos demasiado, no es porque nos falten habilidades o seamos malos, es porque no nos conocemos bien.”
El primer paso para contar la historia que queremos contar de nosotros, es conocerse. El principal error de las personas a la hora de emprender o desarrollar su marca personal, es proyectar una imagen que se aleja completamente de lo que son, lo que es factible de hacer, pero tremendamente desgastante. No nos damos cuenta, pero desde que estacionamos nuestro auto en un callejón hasta que cerramos un acuerdo millonario con algún cliente, la confianza en uno mismo está constantemente fluctuando.
“La confianza en uno mismo está constantemente fluctuando.”
Nuestros pensamientos y nuestra actitud corporal, son los que nos permiten cambiar nuestra mente y la forma en la que nos vemos a nosotros mismos acercándonos al éxito. ¿No me creen? Miren a Usain Bolt.
Siguiendo la referencia deportiva, ¿se puede entrenar la confianza? Claro que sí, es cosa de armarse un plan (como en cualquier actividad) cosa de tener súper definido lo que se quiere lograr.
El mío, se compone de 4 ejercicios:
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Decir sí cuando de verdad es sí.
Evitar completamente los “No lo sé” o los “Quizás, déjame revisarlo”.
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Celebrar mi propia felicidad.
Aplaudir los logros personales, por sobre lo que digan los demás. Las sonrisas alimentan la confianza y se ven mejor en las fotos.
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Hacer ejercicio.
Al menos 2 veces a la semana. Si mi cuerpo está bien, mi yo social lo estará también.
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Entender mis errores.
Dar vuelta la página rápido no es una opción. Cada error se suma a una lista de cosas por mejorar y no para dejar pasar.
Les comparto eso porque creo que si no trabajamos en nuestra confianza, esta se convertirá en un obstáculo para lograr lo que queremos lograr, afectando no solo nuestra capacidad productiva sino que también nuestro bienestar emocional.
Creo que todos tenemos todo para ser lo que queremos ser.
El potencial está en nosotros.
Es hora de creerse el cuento.
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