4 años, 1 mes y 3 días. Eso duró mi contrato, un café con mi jefe, crónica de una muerte anunciada, no eres tú, soy yo, saldrás por la puerta grande, puedes contar conmigo, te deseamos el mejor de los éxitos, etc, etc, etc. 4 años, 1 mes y 3 días.
Ya se veía venir, era cosa de tiempo, mi mujer y familia lo sabían, no estaba enojado, creo que hice todo bien, a conciencia, pero los resultados eran mi responsabilidad y no llegaron. Yo lo sabía así que cuando llegó el día, no fue un shock, estaba en paz conmigo y mi equipo. El shock ocurrió al día siguiente, me desperté a las 7 como todos los días, desayunamos juntos, mis hijos se fueron al colegio, 7:30 estaba desocupado, ahí entendí realmente las implicaciones de lo que acababa de pasar, de lo que tenía por delante.
En un contexto donde lo que único que te sobra es tiempo para pensar e incertidumbre, poder contar con “El Templo”, es que así bautizamos a People & Partners entre quienes integramos (en tiempo presente siempre) el Fast Track 142, fue un regalo inesperado. No sólo por tener un lugar físico al que acudir todas las mañanas para mantenernos ocupados, sino el espacio para hablar, descargar rabias y frustraciones y sobre todo recibir el apoyo de coaches y amigos.
El beneficio de la metodología es a todas luces una obviedad, quien no lo entiende así, no entendió nada de nada, quien no se tomó su tiempo para “hacer la tarea bien” antes de salir a inmolarse en reuniones de red mal preparadas, o tirar currículums a tontas y locas con el fin de ocuparse lo antes posible en lo que sea, pasó de largo sin apreciar la oportunidad única que se nos brindó, no sólo aprender cómo se hace esto de buscar pega (habilidad que me acompañará por siempre) sino la posibilidad única de resetear realmente tu carrera y tu vida, enfocándose en descubrir, qué cuernos queremos hacer por primera vez en mucho tiempo.
En mi caso particular aproveché todo lo anterior y aprendí mucho de mucha gente que fue generosa conmigo, intenté devolver esa generosidad con cariño y hechos concretos, a cambio, recibí toneladas de apoyo, consejos y buena onda que creo fueron clave para estar donde hoy estoy. Recibí mucho de quien menos pensé recibiría y poco o nada de quienes más esperaba, otra lección aprendida.
Creo que salí de este proceso más grande, más fuerte, más solidario, mejor gente. No me voy a creer el cuento de que estoy salvado y que estoy que hoy tengo es para siempre, hoy la cuenta la llevo al revés, disfruto cada día, cada minuto y sé que, si el reloj se para otra vez, estoy preparado para empezar de nuevo.
42 días, 6 horas y 35 minutos y contando…