account_circle Por: Tania Villarroel, Senior Career Partner - People & Partners

access_time 29 · 08 · 2022

Lo tengo grabado a fuego en mi cabeza. Lo repetía mi nonno cada vez que alguien le hablaba de lo difícil que era todo hoy en día. Mi nonno no daba espacios para la queja. Y claro, la mayoría pensaba que él era muy duro y que no reconocía ni validaba el miedo de los demás, que se creía superior.

El tenía la misma historia de cualquier inmigrante que escapa de una guerra. Pasó hambre, dejó su familia y llegó a un país en la cola del mundo sin hablar el idioma. Se construyó un futuro a punta de lo que el Psicobiólogo y Neurocientífico Jaak Pansepp explica dentro del marco teórico de los 7 sistemas emocionales como el Sistema de Búsqueda y Curiosidad.

Según Jaak Panksepp nos motivamos a la acción de manera sistémica, donde entran en juego componentes neuronales, hormonales y musculares que nos empujan a básicamente, buscar oportunidades y a protegernos. Tenemos entonces por un lado la defensa y por otro la afiliación.

Cada persona, ante el desafío reacciona diferente, pero la base de la curiosidad y la búsqueda puede responder al miedo y/o a la oportunidad.

Y claramente mi nonno pasó por etapas de miedo, tristeza y pérdida, pero rápidamente comenzó a encantarse con el desafío porque no tenía alternativa y, sin saberlo, construyó las bases de lo que pudo hacer después de su vida, teniendo todo en contra.

No siguió el colegio, pero aprendió trabajando y leyendo lo que más pudo. Se convirtió en un experto en encontrar los recursos que le eran escasos para poder alcanzar el sueño de proveer para su familia.

Me imagino que hoy no creería la cantidad de tecnología disponible para lo que más le gustaba (además de ganar dinero) aprender. Tendría cuenta en Microsoft y Linkedin Learning obviamente y seguiría descubriendo donde probar suerte, abriendo redes de contacto desde aquí al infinito y más allá.

Pero ¿no todos somos iguales no?

 

 

Desde la zona de confort no entrenamos el sistema de búsqueda de las oportunidades, al contrario, las neutralizamos a través de las excusas. Incluso si nos ofrecen un cambio de trabajo, de país, de vida, pocos son los que analizan y exploran y logran tomar una decisión racional.

Que pasa, cuando nos quedamos buscando riesgos y nuestra curiosidad sólo la usamos para protegernos, nos metemos en una cueva que nos mantiene con vida, pero nos hace infelices. Cuando somos curiosos y buscamos las oportunidades nos abrimos a otras experiencias motivacionales como el Juego, el deseo sexual, el amor y el cuidado de los demás.

 

¿Cómo activamos el motor de búsqueda de la oportunidad? ¿Cómo prendemos esa ampolleta metidos en el medio de un desafío?

Acá es Susan David la que nos aconseja desde la Agilidad Emocional, primero a reconocer lo que sentimos, observarlo, para luego tomar distancia y perspectiva.

De los cientos de ejecutivos que he conocido trabajando como coach de empleabilidad y gestión de carrera, la mayoría, sí, la mayoría, se queda en la queja por bastante tiempo, en el empedrado, en la economía, en el miedo y en la ceguera de las diversas formas que las oportunidades pueden hoy tocar nuestra puerta. Queremos encontrar lo mismo en lugares parecidos a lo que perdimos.

Totalmente entendible y empatizo profundamente. No es fácil.

Mientras antes acepte que el dueño de mi futuro y el responsable de hacer que las cosas pasen viene primero de mi cambio de mentalidad, soy yo, antes comenzarás el camino de búsqueda de oportunidades desde el juego, el disfrute y la expectativa.

Tendrás miedo igual y está bien. Pero también ese miedo puede significar entusiasmo, que te importa, que tiene relación con un sueño guardado en la maleta que tienes atrapada en ese barco del que todavía no te atreves a ser el capitán.

Suena fácil decirlo.

En mi caso, como en el de muchos como yo, el desafío me bota, pero no me doblega y creo que de a poco, lentamente, a través del entrenamiento arduo que hago sobre mi mentalidad flexible y de crecimiento, he logrado ser de aquellas personas catalogadas como odiosamente positivas.

Soy positiva y no necesariamente optimista.

El positivo busca y recorre los más recónditos rincones para encontrar una salida. El optimista cree que la salida va a aparecer por arte de magia.

El que busca siempre encuentra y la maravilla de todo esto es que plantamos en el camino semillas que de repente aparecen en el jardín como árboles que nunca imaginamos tener: nuevos amigos, nuevas relaciones, nuevas oportunidades de trabajo, nuevas ideas, temas, colaboraciones.

El que busca siempre encuentra y se sorprende de encontrar también lo que nunca hubiera imaginado encontrar si no se hubiera puesto a escarbar la tierra.

Hoy, el miedo, la incertidumbre son una realidad, pero también es que los seres humanos siguen teniendo necesidades y sueños. Eres tú quien va a aceptar el desafío de encontrar la forma de lograr tu propósito o quien va a dejar el barco en el muelle por si acaso llega la tormenta.

El que busca siempre encuentra, aprende, se nutre de las experiencias y del apoyo de los demás que también buscan con él, descubre, se conoce a sí mismo y se vuelve consciente de sus áreas de crecimiento.

El que busca vive con una mezcla de miedo y entusiasmo que impulsa a descubrir que hay más allá de la vuelta de la esquina.

 

Y tú…

¿te animas a explorar o te quedas en el muelle?

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