account_circle Por: Tomás Valles, Brand Manager, People & Partners

access_time 18 · 09 · 2019

Con otro 18 de Septiembre encima, son días que nos obligan a pensar en nuestra relación con Chile. Hace poco despertamos en la tormenta, el cambio climático nos mantiene alerta sobre si la primavera está cerca o no, varias marcas recomiendan evitar los asados para salvar el planeta de la contaminación y un desafortunado inserto en El Mercurio nos propone que sin el 11 de Septiembre, seriamos una destrozada Venezuela. Otros, en tiempos de feminismo y movimientos sociales, hablan de las fiestas “Matrias”. Es evidente, los tiempos cambiaron. ¿Cuándo cambiaremos nosotros?

Nuestra relación con Chile, no es con el símbolo del país ni con su territorio, es con sus personas, con su gente y nuestros equipos locales: colaboradores, familia y amigos. Como cualquier relacion, esta también evoluciona.

Para patriotas o no, para aquellos fieles a la memoria o los que prefieren agitar futuro, lo importante siempre estará en las personas y no precisamente en una bandera. Para mí, la bandera es una consecuencia. Chile, imperfecto y chascón, son sus personas, y su gente también ha cambiado. Nuestra identidad, encendida de un mestizaje, sigue evolucionando: Hoy tenemos nuevos Huasos.

Los últimos datos del INE, confirman que el 10% de nuestra población es migrante. Los Venezolanos desplazaron a los clásicos Peruanos y ya tenemos más de 1.5 millones de extranjeros. Aquí viene la oportunidad. Humanizar y expandir las fiestas a una nueva cultura.

Ocupemos las fiestas patrias para conocernos más. Si vamos a emborracharnos, que sea para romper muros culturales, para integrarnos. Mezclemos dialectos, juntemos sabores y explotemos nuevos conceptos. Un choripán v/s una choriarepa. Un terremoto arrecho. Un zapateo cultural.

Desde el mundo de las empresas y el trabajo, hagamos redes nuevas, dejemos de pensar que vienen a “robarnos oportunidades” y proyectemos el potencial aprendizaje de equipos multigeneraciones y multiculturales. Integrar no solo a los migrantes, si no a colaboradores que no has mirado o no has escuchado. Seguro hay varios desconocidos o “extranjeros” para ti en tu propio lugar de trabajo. Cada contacto nuevo, cada intento de conocer un poco más una opinión distinta, es una oportunidad exponencial.

Tenemos la oportunidad de construir un nuevo Chile desde la explosión de la diversidad, desde una cultura de inclusión, desde la calle hasta el trabajo. Esa misma fraternidad de pertenencia que nos lleva a la parrilla, compartirla en otro nivel. No es una política de gobierno, es una política personal. Es una política de curiosidad. De las mezclas, siempre saldrá algo nuevo.

El concepto Arrecho, es poderoso. Puede significar bueno o malo en una sola palabra, el significado y el sentido depende de nosotros. Tal como el sentido que quisieramos darle a estas fiestas.

Al menos a mi, me emociona ver personas de otros países bailando cueca.  Creo en ese nuevo Chile y en este nuevo equipo. Un nuevo cumpleaños. Gracias por ese nuevo significado a mi bandera.

«gritamos y celebramos con toda la fuerza porque Chile es nuestro segundo país. A pesar de que algunos nos tratan mal pero si somos chilenos y nos sentimos chilenos al igual que ustedes hoy somos todos chilenos gritamos viva chile mierda» (Comunidad Haitiana en Chile, 2018)

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